Mi afición al deporte viene de generaciones atrás, mi abuelo paterno fue el gestor de las actividades deportivas en Mosquera, Cundinamarca, razón por la cual en su honor el coliseo deportivo de este lugar tiene su nombre “Coliseo cubierto Lucio Amórtegui”, y no solo fue mi abuelo un amante empedernido del deporte, pues mi padre siguió sus pasos y durante su juventud perteneció a equipos de baloncesto y posteriormente se dedicó al ciclismo a nivel competitivo, tuvo uno que otro accidente pero su amor por la bicicleta venció cualquier obstáculo que se le presento, tanto así que hoy sigue montando bicicleta junto a mí pero a nivel recreativo, lleva aproximadamente 40 años en este deporte.
Estudié
la mayor parte de mi vida en el Colegio Refous ,ubicado en Cota muy
conocido por su excelente nivel académico, durante los años que estuve en
este maravilloso lugar tuve un buen desempeño físico, las clases de educación
física eran exigentes y agotadoras, pero muy enriquecedoras, en octavo
hice parte de un equipo de balón mano, con el cual participé en campeonatos
inter cursos, luego en noveno estuve en el grupo de maratón que tenía como
objetivo correr 21 kilómetros alrededor de la represa del Sisga, para esto nos
entrenábamos con la dirección del rector del colegio, salíamos en horas de
clase a correr por parcelas (cerca al colegio), incluso hasta el río Bogotá,
con el fin de tener un buen desempeño en la carrera final.
A mitad de
décimo tomé la decisión con el apoyo y aprobación de mis padres de
cambiarme de colegio y uno de los criterios de selección fue la
existencia de equipo de porras, así fue como entré al colegio de monjas y
desde el primer día hice parte del equipo, con el cual participamos en
campeonatos nacionales en las categorías cheer leader y dance, entrenaba
fuertemente después de clase todos los días, el porrismo se convirtió en mi
pasión.
Cuando me
gradué del colegio me dediqué a la bicicleta, salíamos con papá tres veces a la
semana en las mañanas a montar por Bogotá y los fines de semana subíamos a
patios, también estaba inscrita al gimnasio y hacia mis rutinas aunque al final
resulte participando únicamente en las clases de spinning ya que la bicicleta
se convirtió en mi pasión, en mi amiga, mi confidente y la mejor manera de
disfrutar lindos paisajes y fue así como poco a poco me fui aficionando por
este deporte.
He
participado en Out Door Cycling Body Tech, pedaleando durante tres horas
continuas una bicicleta de spinning y fui parte del grupo que batió el
record Guinness 'Most People Static Cycling, también en Media maratón de
Bogotá corrí 10 kilómetros, en la travesía de los Dinosaurios en Villa De
Leyva, que consiste en recorrer 90 kilómetros en bicicleta de montaña por
diferentes lugares aledaños a Villa De Leyva con un grado de dificultad
bastante alto, tanto así que hay que cargar la bicicleta al hombro y emprender
un larga subida a pie por una montaña poco transitable, pero al final de la
travesía la satisfacción y la alegría de haberla completado exitosamente
se convierte en el reto propio.
Junto con
mi papá ingresamos a BiciBiela, un grupo interdisciplinario de personas
amantes dela bicicleta, pero antes que todo unos seres extraordinarios con los
que comparto mañanas muy agradables, emocionantes y también muy
enriquecedoras, Bicibiela se convirtió en mi segunda familia, mi vida
cambió desde que nos acogieron a mi papá y a mi tanto cariño.
He
participado en el abierto Andino de ciclo-montañismo que se lleva a cabo en el
desierto de Zabrinsky en el mes de Abril, en Mayo en la maratón de Allianz de
15 k y en Junio nuevamente en el Abierto Andino de cilcomontañismo pero esta
vez en Suesca.
Profesional
en Mercadeo y Publicidad con especialización en Innovación y Desarrollo de
Negocios, independientemente de la carrera que estudiamos, del trabajo
que tengamos estoy convencida que la actividad física mejora significativamente
la calidad de vida de las personas, alivia tensiones, mejora el cuerpo, nos
hace sentir bien y es la mejor manera de interactuar con diferentes personas.